El lóbulo rasgado se produce con el paso del tiempo, y por causas como pequeños tirones o por el peso de los pendientes. El orificio del lóbulo se “estira”, produciendo un alargamiento inestético, o incluso en el peor de los casos la rotura definitiva del lóbulo de la oreja. Esta situación impide a muchos mujeres que puedan utilizar pendientes.
Un problema adicional es que los lóbulos con el paso del tiempo pierden la grasa, y siendo el lóbulo tan fino, los pendientes se muestran inclinados en vez de lucirlos normalmente.